jueves, 17 de noviembre de 2011

Castigadores y castigados (I)



 

    Si no haces tus tareas, no irás al parque. Hasta que no te comas todos los garbanzos, no tendrás postre. Ahí no se toca (con tortazo en la mano incluido). A las 9 a dormir. ¿Otra vez te has hecho caca? ¡No me interrumpas! No te metas en nuestras conversaciones. Como te muevas de ahí te doy un cate. No corras. Cuando te digo que te calles, te callas. ¡Quieta en el carrito! No me llores por cuentos. A mí no me manipulas. No te lo voy a consentir más. Con dos tortas te pongo más tiesa que una vela (tirándole fuerte del chaleco). No me contestes. Porque lo digo yo... ¿Sigo?

    Lamentablemente podemos ver a diario esta sarta de órdenes y comportamientos punitivos. Démosle la vuelta al asunto: suponían que se trataba de una madre o un padre riñendo a su hijo ¿verdad? Aún en la suposición, a muchos nos duelen los oídos. Pues imagínense que se trata de un hijo "cuidando" de su madre anciana, enferma de alzheimer. Seguro que coincidimos aquí en que sin llegar a las manos, estamos hablando de maltrato. ¿Por qué si se trata de niños cedemos en el término y un "azote a tiempo" es educativo, un grito es porque no queda más remedio, un castigo "por su bien" y toda una batería de argumentos sin pies ni cabeza se convierten en parte de una "disciplina" que parece ser imprescindible para el pequeño?



    Seamos honestos y consecuentes. Se castiga a diario a los más indefensos con un flagrante abuso de poder. El castigador es poderoso y el castigado débil. Pero llega un momento en que cambian las tornas y entonces le echamos la culpa a la sociedad.

    Castigar es fácil y temporalmente efectivo en cuanto a la supresión del comportamiento no deseado por los padres. Pero puesto que carece de sentido, no hay explicación ni argumentos sólidos de base y reproduce un modelo coercitivo, vertical, jerárquico y autoritario, el éxito es fugaz: la prueba irrefutable de que el castigo no funciona es que casi siempre hay que volver a castigar. Ni aún así razonan muchos y reflexionan sobre esto. El hombre tropieza una, dos, tres... mil veces en la misma piedra. Y antes que reconocer ante la evidencia más sabia que están equivocados insisten en el error pensando que el castigo no funcionó porque fue demasiado leve. Mano dura entonces. Más de lo mismo y vuelta a empezar.

    El niño interioriza que para ejercer poder sobre otros hay que castigar, maltratar, pegar, gritar. Imita estos comportamientos volviéndose agresivo y castigador (a ciertas edades incluso violentos con sus padres y el resto de personas a las que quiere someter a su voluntad). Ahora el poder es suyo. Y no hay quién se lo arrebate.

    "De toda la vida se le ha pegado a los niños para corregir su conducta y no pasa nada". ¿Han escuchado alguna vez esta sentencia? Es probable que sí. Escudados en que aparentemente no existen consecuencias negativas o que si las hay no son preocupantes, todavía hoy se castiga verbalmente y lo que es peor (o no), físicamente, a los más pequeños. Tendemos a diferenciar grados en la violencia: "un cate no hace daño", "un bofetada de vez en cuando le va bien", "yo sólo le pego en el culo", "no le doy muy fuerte"... y tan panchos. ¿Dónde vamos a llegar? Pues castigar y agredir es un DELITO, señores. Sí, señores. No digo señoras, porque "de toda la vida se le ha pegado a las mujeres para corregir su conducta y no pasa nada"; "de toda la vida no han tenido voz ni voto y nos ha ido muy bien"; de toda la vida.... De toda la vida esto es maltrato, queramos vestirlo o no con eufemismos, palabros de moda y peregrinos argumentos. ¿A que tratándose del mismo discurso pero referido a una mujer -o un hombre, cómo no- la cosa cambia?

    Cuando surgen conflictos el manido conductismo no sirve. Las terapias de choque (el castigo inmediato, el grito, los "tiempos fuera", el bofetón...) no arreglan nada. Todo lo contrario: lo empeoran. Por más que la Supernazi esté de moda. UNICEF recomienda cinco pasos básicos para criar en positivo y sin castigos: calma, escucha, conversación, explicación y acuerdo. Esto es otra cosa. Dejaremos la sillita o el rincón de pensar para otra entrada.

    Si se castiga a un niño, el pequeño intenta realizar lo que estaba haciendo "sin que le pillen", porque no tiene conciencia de su mala conducta o no lo entiende. Y si deja de comportarse así, es justamente para recibir el premio del no castigo. Tiene miedo. Y un hijo nunca debe temer de sus padres. Se deteriora el vínculo y la relación. A ojos de sus progenitores es un "tirano" ingrato. Luego no podemos esperar demasiado de alguien que se cría con humillaciones, chantajes, privación de libertad y continuas faltas de respeto. No existe la relación de igual a igual. El padre o la madre es siempre juez y parte en el caso, por lo que difícilmente cederá. Y hay que ceder muchísimas veces (y pedir perdón) ante las lecciones de humildad, lealtad, agradecimiento, cordura y cariño que nos dan los niños cada día.

    Y como aquel que dijo... "Hagamos el amor y no la guerra".

12 comentarios:

Elvira dijo...

Hola Kiko. Tu entrada es muy interesante,y estoy de acuerdo con la maoyría de cosas que expones. Hace poco leí un monográfico sobre las escuelas alternativas,y en ellas se decía algo que creo que casa bastante bien con tu discurso: el profundo respeto por el niño.

No obstante, pienso que los niños no deben vivir en una pompa de cristal. Los problemas existen, las emociones hay que dejarlas salir,y existen ciertas normas que son inquebrantables ¿cómo si no un niño va a aprender a respetar al projimo?

Un saludo.

Yolanda Lozano dijo...

Genial entrada Kiko. El castigo no lleva a la educación sino al miedo o al chantaje (hago para evitar X). Para educar es necesario escuchar al niño, hablarle, explicarle...sobre todo, dar ejemplo. A menudo vemos a pequeños que reciben un: "QUE NO GRITESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS" por parte de su mamá. Vamos a ver señora, los niños aprenden observando e imitando, si grita es porque es lo que conoce. Otro fallo del adulto es que, a menudo, sólo se le dice lo que hace mal, pero nadie le dice lo que ha hecho bien. Eso es educar, no darle un premio ante la conducta deseada, porque el niño de ese modo solamente sabe que si hace tal recibe tal pero no sabe que hacer tal esta bien porque...Importante pero, muy complicado es coordinar la educación que se le da en la escuela con la que se da en casa del alumno (lo digo por esperiencia), el resultado de ello es que el niño se comporta en cada sitio de un modo y una vez más, como ya viene siendo habitual en mi, reitero en que si alguien hace algo mal, ese es el adulto. Queremos culpar a los niños de cosas que somos nosotros quien se la hemos enseñado.
De "premiar" la conducta que consideramos oportuna, nada de cosas materiales, basta con un: Que bien lo has hecho!!!, un aplauso, a lo sumo un gomet (pegatina)por hacerlo mas visual. De "premiar" la conducta que consideramos inoportuna, nada de retirar cosas materiales, basta con un: no te ha salido bien volvamos a intentarlo, mira como lo hago yo...La clave, como digo más arriba es: el ejemplo que da el adulto.
Saludos.

Kiko Valle dijo...

Hola Elvira. Gracias por pasarte y comentar. Te comento:

Es cierto que los niños no deben vivir en una pompa de cristal, pero a ciertas edades, cuando no tienen la madurez suficiente para afrontar ciertos conflictos, no es bueno encontrarse con adversidades de según qué tipo. Poco a poco la vida, por mucho que los padres los quisiéramos alejar de los problemas y el sufrimiento, se encuentra, por el devenir propio del cliclo vital con vicisitudes que lo hacen reflexionar y si está bien educado o guiado, sabrá hacerlo con el criterio acertado.

Por supuesto que hay normas y algunos límites. Donde se pongan va a configurar (junto con otros muchos aspectos, claro está) el estilo de crianza que reciba.

Soy muy partidario de las escuelas libres, el homeschoolling, etc... además de, en el caso de escolarizar, que se apliquen métodos como el Montessori o el Waldorf, sobre lo que hablaré más adelante en mi blog con algunas entradas.

Me encanta debatir sobre estos (y los que sean) asuntos. Y será todo un placer que sigas participando cuando te apetezca con tus comentarios.

Un saludo y gracias de nuevo

Kiko Valle dijo...

Efectivamente Yolanda. Ya sin quererlo aplicando un conductismo "light" cuando aprobamos o desaprobamos las conductas del pequeño y basta con esos refuerzos. El castigo no sirve, pero no por ello hay que no hacer nada, porque para muchos, el no castigar implica un abandono, el pasotismo, la indiferencia... Y desde luego que esto conlleva también consecuencias indeseadas para logar una buena educación.

Lo que ocurre es que todo es muy difícil y como dices, desde la experiencia, lo mejor es siempre el ejemplo, para que imiten.

Nos podemos devanar los sesos elucubrando sobre estos temas y después la teoría es muy difícil de aplicar en muchos casos y por más que seamos consejeros a través de estos blogs, la pasamos canutas para hacerlo bien. En la mayoría es sencillo si tienes siempre en tu conciencia unos principios básicos de respeto, empatía, cariño...

Mil gracias de nuevo por comentar y un fuerte abrazo

Ana Belén Pérez dijo...

Muy buena entrada Kiko. Interesante, como siempre.

Kiko Valle dijo...

Gracias Ana Belén!!! A ver si consigo mantener el interés y sirve de algo reflexionar en alto e incluso desnudarme emocionalmente ante los que leen jeje.

Un saludo!!!!

mama24h dijo...

Hola Kiko, comparto todo lo que dices, y al hilo de este tema estos días me está ocurriendo algo que me bloquea y te lo voy a contar, me gustaría saber tu opinión.
Me hijo se queda con una persona un par de horas mientras voy a trabajar(esta persona tiene una ludoteca) y lo recoge su padre, no encaja nada bien cosas que hace mi niño y que no dejan de ser de niños, ella es madre también(3 y 1 año sus hijos) pero lo castiga por cosas como por ejemplo que le interrumpa mientras habla con alguien que entra a pedir información, sé que está en una edad muy muy curiosa, pregunta por todo, habla de todo y le cuesta mantener el tipo cuando dos personas están conversando. Es algo que hablo con él mucho para que poco a poco se controle y baya madurando en este caso, y lo intenta.
No sé que decirle a esta chica que se queja y dice que no le deja trabajar cuando entran clientes, me dan ganas de decirle: "calma, escucha, conversación, explicación y acuerdo".
A lo que voy, ¿qué hacemos si nos gusta ser así, como tú dices, con nuestros hijos, que comprendan el por qué algo hay que hacerlo de otra forma, sin poner por el medio el castigo, los gritos... pero los demás no lo son?
Un saludo

mama24h dijo...

perdón por la falta de ortografía !!!! ay!

Kiko Valle dijo...

Hola mama24h. Gracias por tu comentario y te cuento mi opinión. Como bien dices, tu hijo está en plena ebullición de curiosidad y necesita hablar, pregubtar... Y coincido contigo en que no hay que cortarle las alas. Probablemente, la postura de tu amiga sea bastante opuesta a la tuya, ya que castigar a un niño por interrumpir a otra persona, no está mal en la mayoría de circunstancias y edades. Es más, los adultos empleamos las interrupciones constantes cediendo por cortesía el turno de palabra al otro e interviniendo de nuevo cuando por el tono, inflexión, lo que esté diciendo... Nos dé pie a entrar de buevo.
Estoy casi seguro además se que es ella quien ha interrumpido al niño para atender al cliente (se ven claros los intereses primordiales). Podría escucharlo, preguntarle si es urgente, si puede esperar un poco... Con amabilidad y sin castigarlo después y probablemente el niño reacciona mucho mejor. Podría atenderlo y que espere el adulto, que ya sabe hacerlo. Imagina que se está orinando o que se ha incendiado la sala o que un amigo le está haciendo daño a otro... Todas edtas cosas son más importantes que atebder al clientes. Y las que quiera el niño también, por lo que tu amiga debería reconsiderar el castigo.
Me dices que el niño lo intenta y que se lo explicáis. De lujo. Está bien recordarle que en casa y con sus padres siempre que lo necesite puede dirigirse a vosotros y que no os molestan las interrupciones pero hay a otras personas, como a tu amiga, que sí. Comentarle que no está mal pero que todo el mundo no piensa lo mismo y hay a quien le molesta.
Por supuesto que le pediría de buena forma a tu amiga que no castigara a tu hijo por algo que en casa no véis mal, le explicas tu postura indicándole que sabes que ella tiene unas normas y que no pretendes cambiarlas sino cierta tolerancia y paciencia. Dile lo de calma, escucha jeje. Y con un poco que ceda ella y otro poco que cederá el niño (siempre lo hará él mejor que ella), seguro que la cosa cambia, porque si no, no queda otra que cortar por lo sano e intuyo que no es lo que quieres: dejar de ir a la ludoteca. Cuando probablemente se divierta bastante con otros amigos.
Y en cuanto a qué hacer para que el entorno de tu hijo sea el que ustedes queréis. Hablar con sus educadores e intentarlo, pero me temo que será infructuoso. Seguir inculcándole los valores que deseéis en casa, pasar mucho tiempo con él, evitar en la medida de lo posible las malas influencias y hacedle ver que son eso, malas influebcias y por qué, rodeaos de gente respetuosa con los niños y si no, al menos hacaros valer en vuestros círculos de amistades para que no intervengan activamente en los posibles conflictos que surjan. Yo no paro de decirle a mis padres, amigos y suegros: con mi hija no se funciona así, por favor no le digáis eso, preguntadme antes... Te dirán que sois muy tontos con el niño, que si tal o cual, pero vuestro hijo es vuestro y su educación, a pesar de que "para educar a un niño hace falta toda una tribu", os compete. Dejarlo claro es importante.
No podemos aislarlos pero sí que tengan una base sólida que les permita tomar decisiones acertadas, no ser demasiado permeables a valores no deseados que ven en otros y que imiten vuestros comportamientos.
Yo no soy ningún experto ni quien para darte consejos, pero cono me has pedido mi opinión la doy con toda mi buena intención. Es lo que pienso, lo que yo haría, que no necesariamente pueda ser lo mejor, pero para mí sí. Y disculpa la extensión, pero podría hablar mucho sobre esto jeje

Kiko Valle dijo...

Y disculpa mi ortografía y la expresión. Te contesto rápido desde el iphone y es complicado hacerlo con mi peque durmiendo en los brazos. Quise decir que me parece mal castigar por interrumpir, que se coló un no donde no debía, aunque habrás podido intuirlo por el resto del mensaje. Saludos y gracias

mama24h dijo...

muchas gracias por contestarme, a ver si se soluciona con el tiempo, cortar por lo sano dices, me encantaría! pero me veo en la necesidad de tirar de esa ludoteca de momento, no tengo otra opción, pero ganas no me faltan, me gustaría más que hiciese otro tipo de actividad pero es bastante complicado compatibilizar el horario del trabajo con el resto, y mi marido y yo nos tenemos solo a nosotros, así que ... tenemos que aguantar un poquillo, menos mal que mi hijo es muy sociable y muy listo también, no le afectan este tipo de cosas si provienen de alguien que no sea ni su padre ni su madre, es muy inteligente gracias a Dios!
Gracias y un saludo

Kiko Valle dijo...

No es inteligente gracias a Dios (creencias aparte eh), sino gracias a ustedes jeje. Desgraciadamente en muchas ocasiones no se puede cortar por lo sano. Y otras medidas más "drásticas" aún (según cómo se miren) implican un cambio de vida y muchas familias ni se lo plantean.
Hay quien piensa que con el argumento de que quieren mucho a sus hijos basta, e incluso a sabiendas de que hacen cosas mal no las reparan. Me alegra que haya otros que se preocupan por todo ( seguramente tu caso ): es lo normal o debería serlo. Saludos y gracias!!!!

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